Una de las cosas más sencillas -y que jamás hacemos- es leer el manual de instrucciones que viene con el flash. Y en el caso de que venga incorporado a la cámara, tampoco leemos el apartado que corresponde al mismo (aunque es justo reconocer que muchas veces al leer el apartado en español de las instrucciones, nos sucede lo mismo que con todos los instructivos en nuestro idioma: entendemos menos que antes).
Por eso trataré aquí de darles algunas pautas de ayuda para que, cuando lo usen, puedan sacar frutos de esa “fuente de luz”.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el flash no es para usar sólo cuando entendemos que no hay luz. Entonces lo encendemos y ¡ya está!…tenemos luz.
En esos casos lo que obtenemos es un reflector único que proyecta una luz blanca fuertísima sobre él o los sujetos a fotografiar, y los deja pálidos, sin profundidad y con una horrible sombra detrás, como si hubiesen sido encontrados en la oscuridad total. O, algo todavía peor, aparecen todos (o algunos) con los ojos rojos como demonios.
El primer concepto a comprender es que el flash está desarrollado como “complemento” de la poca iluminación, es decir, como una fuente complementaria de luz. Sólo teniendo conciencia de esto podemos darle un uso apropiado,aunque no seamos profesionales.
Hay flashes que tienen su antorcha o cabezal movible, por lo cual pueden ser orientados hacia arriba en algunos casos, o hacia arriba y hacia los costados en otros. Esto nos permite establecer un juego con la luz natural, ya que esa fuente complementaria que poseemos, nos posibilita iluminar una fotografía desde donde nosotros queremos, igual que cuando trabajamos con la luz natural.
El flash es una herramienta que nos permite generar luz para iluminar nuestras fotografías. Pero a veces (en general la mayoría) se nos presenta más como un problema que como una solución. ¿Por qué sucede esto?
Debemos tener en cuenta que la luz dirigida se comporta igual que una bola de billar: imaginen una escena en la que están jugando al pool o al billar a tres bandas, ¿Cómo logran que su bola llegue a donde ustedes quieren?. Calculan la meta, los ángulos de rebote, la fuerza que pierde en su trayectoria y, en base a todo esto, dirigen el golpe. Exactamente lo mismo sucede con la luz del flash.
Es fundamental no perder de vista que las superficies donde rebotemos la luz van a trasladar su color al objeto fotografiado.
Los ejemplos
En la foto 1 y su gráfico correspondiente, el flash ha sido rebotado en el techo, lo cual proporciona una luz más pareja y sin sombras, lo cual complementa la luz ambiente. El color del techo o reflejo de la luz del flash en los vasos sanguíneos de la retina. Por eso las cámaras con flash incorporado y los flashes automáticos tienen el modo “reducción de ojos rojos”, por el cual disparan un pre-destello antes del disparo que impresiona la película, haciendo que el iris se cierre y de esa manera se reduce notablemente cantidad de luz reflejada por la retina ante el destello principal.
Ningún flash es idéntico a otro (incluso los de la misma marca y modelo), por eso lo ideal es hacer siempre una serie de pruebas con algunos ejercicios como los aquí propuestos así como otros que se les puedan ocurrir para establecer un patrón de respuesta del flash, en especial en lo que hace a su potencia.