Cuando hablamos de calidad de imagen generalmente se habla del rollo de película o de la cantidad de megapíxeles de los sensores y de la cámara, pero hay que tener en cuenta que la imagen es formada sobre el plano focal por el objetivo, algo así como el corazón de la cámara.
El diseño de objetivos fotográficos
La luz viaja en línea recta y al pasar por un elemento óptico desvía sus rayos en otra dirección. Este principio obedece a que los rayos de luz están pasando de un medio a otro de distinta densidad; en el caso de los objetivos de un estado gaseoso (el aire) a un estado sólido (el cristal).
La “lente” es un dispositivo óptico que tiene la función de hacer converger o diverger los rayos de luz que lo atraviesan. En el primer caso se dice que la lente es positiva; en el segundo, negativa. Las lentes convergentes son más gruesas en el centro que en los extremos y las lentes divergentes son más gruesas en los extremos que en el centro.
Sin embargo, no todos los rayos sufren la misma desviación. Algunas veces los de los bordes del cristal se desvían menos o más que los del centro y algunos colores sufren una mayor desviación que otros. Este ha sido uno de los principales problemas para los diseñadores de objetivos, ya que tuvieron que ir corrigiendo todas y cada una de las aberraciones que se producían en la imagen.