Cuando presionamos el botón de disparo para tomar una foto, una serie de procesos, mecanismos y conceptos entran en juego. Quizás el mas evidente es el de la velocidad de obturación, que apreciamos por el sonido como un chasquido que hace nuestra cámara en ese preciso momento. En general tenemos una idea de qué se trata, pero es importante tener claro el concepto porque lo utilizaremos tanto en fotografía básica como en la avanzada. Y como veremos mas adelante en próximos artículos, es un factor importante para el control de la exposición.
Está claro que sin luz no tenemos imagen. Para hacer una foto necesitamos de la luz, para que la imagen se proyecte a través del lente sobre el sensor de nuestra cámara digital, o sobre la película en las cámaras analógicas. Es decir que se “imprima” o registre sobre esta superficie. Para ello y como es lógico debemos dejar pasar esa luz por un determinado tiempo. Es precisamente este tiempo, el que controlamos, a lo que llamamos velocidad de obturación o simplemente velocidad.
Para hacer el concepto mas sencillo, hagan de cuenta que tienen una cortina americana en una ventana y el sol entra por ella, girando la varilla cerramos la cortina y girando nuevamente la abrimos. Pues bien el tiempo que tardamos en abrir y cerrar la cortina es lo que definimos como velocidad de obturación. Como las velocidades en general son muy rápidas, las medimos en términos de fracciones de segundo.Por ejemplo 1/60, se lee una sesenta ava parte de segundo, como es largo y hasta difícil decirlo, decimos sencillamente el denominador, es decir sesenta. Es decir que la cortina que deja pasar la luz se abre por el tiempo de 0,016667 segundos. También podemos fijar velocidades superiores al segundo, por ejemplo 15 segundos, lo que es un tiempo muy elevado en fotografía. Hasta incluso podemos dejar abierto el obturador por el tiempo que deseemos, si tenemos la opción “Bulbo” en nuestra cámara, identificada con la letra B. Esto hace que presionado el disparador quede abierto a que lo presionemos nuevamente.
Bien, ¿pero que es lo que controlamos con el tiempo de obturación o velocidad?. Como ya dijimos el tiempo en que está expuesta la imagen al sensor, es decir lo que llamamos la exposición, pero también controlamos la posibilidad de “congelar” el sujeto si está en movimiento. Está claro que a mayor velocidad del sujeto, mayor velocidad de obturación necesitaremos, no es lo mismo fotografiar un auto de F1 a máxima velocidad que el movimiento de una tortuga. 🙂
Estas velocidades, como todo en la vida, son relativas. Y dependen de la posición de la cámara con respecto al sujeto. Por ejemplo, no es lo mismo tomarle una foto a un auto que viene de frente a alta velocidad que al mismo auto de forma lateral. Se puede clarificar el concepto y dar una idea de las velocidades con la siguiente tabla:
De Frente a la cámara | Diagonal a la cámara | Lateral a la cámara | |
Persona caminando | 1/30 | 1/60 | 1/100 |
Autos a baja velocidad | 1/60 | 1/100 | 1/200 |
Vehículos a velocidad media | 1/100 | 1/200 | 1/500 |
Vehículos a alta velocidad | 1/200 | 1/500 | 1/1000 |
La tabla sirve solo como referencia, pero es mejor experimentar para sacar nuestras propias conclusiones y armar nuestra propia “tabla mental” al momento de tomar la foto.
Cuanto menor sea la velocidad, mayor será la indefinición creada por el movimiento del sujeto, basta con mirar esta imagen a la derecha. Los pies de los corredores están indefinidos, lo cual da la sensación de velocidad, al igual que el fondo de la imagen, cuya indefinición está creada por el movimiento de paneo de la cámara. Ahora si lo que queremos es fotografiar el aleteo de un colibrí y que sus alas queden bien definidas, pensemos en velocidades de al menos 1/4000, o lo que es lo mismo la 4000 ava parte de un segundo!.
¿Pero para qué queremos controlar la velocidad?
Controlando la velocidad de obturación podremos conseguir la exposición correcta bajo diversas condiciones de iluminación y también nos dará la posibilidad de registrar los movimientos del sujeto, dejándolos definidos o no.